El MEXICANO HIPERTENSO

El MEXICANO HIPERTENSO

El MEXICANO HIPERTENSO

La Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2012 (ENSANUT 2012) señala que la prevalencia de hipertensión arterial en los mexicanos es de 31.5%, lo que la hace la enfermedad crónica más frecuente en nuestro país. La misma ENSANUT establece que no hay diferencia en cuanto a su presentación por sexo, aunque la prevalencia se incrementa con la edad.

Este padecimiento, frecuente y con alta tasa de mortalidad cuando se deja a su libre evolución, ¿tiene alguna peculiaridad cuando afecta a los mexicanos?

De acuerdo con la ENSANUT 2006, 39% de los hipertensos en México tienen, además, otros factores de riesgo cardiovascular, y aproximadamente 12% de los hipertensos no diabéticos de nuestro país cursan con pérdida de proteínas por la orina.

Aunque el factor más importante para disminuir el riesgo cardiovascular del paciente hipertenso es el control de las cifras de presión arterial, el riesgo global lo da también la coexistencia de más factores de riesgo y el daño orgánico, es ahí donde surgen diferencias en el paciente hipertenso mexicano.

Una diferencia importante es que el paciente mexicano suele diagnosticarse más tardíamente, y solo un porcentaje bajo se encuentra en meta terapéutica.

En el mexicano hipertenso suelen coexistir otras enfermedades que complican la situación, como son: diabetes mellitus, obesidad o síndrome metabólico y dislipidemia, esto con mayor frecuencia que en otros países, entidades todas ellas que deben buscarse intencionalmente, y de coexistir deben tratarse para lograr una efectiva reducción global del riesgo cardiovascular en estos pacientes.

La coexistencia de daño en los distintos órganos también suele ser mayor en el paciente mexicano, ya se aludió a la albuminuria en estos pacientes, igualmente, el crecimiento del ventrículo izquierdo parece afectar más a nuestros connacionales, pues se ha reportado, incluso, en 60% de los hipertensos de México.

En resumen, el mexicano hipertenso suele ser un paciente de alto riesgo cardiovascular, de allí la importancia de su diagnóstico oportuno, su valoración integral, del logro de metas terapéuticas en todos los pacientes en el menor tiempo posible, del control de todos los factores de riesgo coexistentes, y del tratamiento adecuado de las comorbilidades. 

ESCRITO POR: Dr. Alberto Francisco Rubio Guerra